Descripción
Los profetas del Antiguo Testamento fueron, sin duda, hombres inspirados y con una clara conciencia de que Dios era quien les hablaba y se consideraban ser portavoces del Señor. Fueron también hombres públicos que en el cumplimiento del deber de transmitir la palabra de Dios estaban en contacto con la gente. Cumplían su función no en lugares de retiro o reflexión, ni en los espacios limitados del templo sino en la calle y en la plaza pública. Es decir, en los lugares donde las personas solían reunirse, donde el mensaje que anunciaban era necesario y la problemática humana era acuciante. El mensaje profético era pronunciado en contacto directo con la realidad social, económica, política y religiosa y con pleno conocimiento del discurso de los políticos, las intenciones de los gobernantes, el mundo lujoso de los poderosos, el clamor de campesinos pobres y la indiferencia de muchos sacerdotes.El autor de este libro nos ofrece un atento y diligente estudio de una selección de mensajes de los profetas que fueron dirigidos tanto a los dirigentes como a todo el pueblo con la finalidad de confrontarlos en función del propósito de Dios para la vida humana. Convoca a los lectores a formar parte de una conversación sobre asuntos cruciales de la actualidad y movilizadora de la vocación profética y voz pública de las comunidades de fe.
Capítulo 1: El mensaje social y político de los profetasCapítulo 2: Misión y liberaciónCapítulo 3: Misión y justicia socialCapítulo 4: La política del imperioCapítulo 5: Desde la hondura de la vidaCapítulo 6: Religión y espacio públicoCapítulo 7: Una verdad públicaCapítulo 8: Amor que liberaCapítulo 9: Justicia ejemplarCapítulo 10: Eliseo: el sucesor de ElíasCapítulo 11: Isaías: un profeta que incomodabaCapítulo 12: Jeremías: llamado para perturbarCapítulo 13: Amós: un profeta que desacomodó a los acomodados
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